sábado, 7 de diciembre de 2013

Sala de abordaje: la nieve de Praga a Viena

No es la primera vez que me toca ver paisajes nevados. La primera vez fue en un viaje con mi hermano al parque nacional Yosemite, en California, Estados Unidos. Pero nunca cae mal ver nieve.

 
   El último día en Praga 

Los bosques de Europa central son espesos. Los árboles, ya sin follaje, guardan poco espacio entre ellos como si del cielo hubieran caído millones de agujas que se clavan en la nieve. Una cama de agujas para cuando el cielo se canse y quiera recostarse. Acupuntura celestial. Hay partes donde la nieve se moja, luego se derrite, y encima de ella cae más agua y tierra y el resultado ahora es espuma de capuchino a las orillas de la autopista. La nieve también reposa sobre los árboles famélicos. Delinea sus ramas como si fueran lámparas tubulares de argón. Intento tomar fotos pero la velocidad del camión le impide a mi cámara de celular estar a la altura de las circunstancias.

Horas después llego a Austria. En la estación del metro hay anuncios con el título "las reglas de la casa": una serie de normas con las que el gobierno de Viena invita a los usuarios a comportarse y a hacer de los viajes cotidianos en este medio de transporte un ejemplo de convivencia. Por ejemplo: no puedes tomar cantidades EXCESIVAS de alcohol.



Un ejemplo más de dignidad en políticas de transporte público que no pasan necesariamente por grandes presupuestos o avances tecnológicos. Está en decir las cosas apropiadas. Tu transporte es TU CASA.


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